Saturday, November 25, 2006

Así quedó la noche

Así quedó, y se entonaron de nuevo las miradas de polvo,
el tambaleo revoltoso, los colores desteñidos, los abrazos fraternales.
Así quedó el tono oscuro, el pelo revuelto y sucio,
el brío carbonero que calcinaba la noche en su flama desatada.

Así quedaba esa mano de coqueta pueblerina,
morena y osada a esas noches embriagadas,
y entre risas y canciones cayeron subterráneos,
adentrándose a la profundidad del mar desde sus rocas empinadas,
y así, chocando con el beso helado de sus olas,
se hundieron tantas veces en la cadenciosa artimaña de morir en un beso.

Así quedaron las calles ripiosas y las plantas encalladas.
Así quedaron los pies roídos de camino
en la hermandad descalza de los mineros explotados
Así los cerros, rocas y árbol y agua.
La pichanga empapada, el anochecer en la playa,
la camaradería desde los carbones derramados.

Así quedó aquella tarde cobriza, cuando volvías sudado de alegría
y encontrabas a tu madre sentada hacia el ocaso,
sollozando el rostro pálido de esas horas imposibles,
los aviones defecaban proyectiles destructores
y tu padre se entumía en rifles y culata
llorando los años perdidos, el rostro destrozado,
la escuela y la madre que enviudaba.

Así quedó el aroma de muerte en la costa de chiflones, arena y cerros.
Así quedaron colgando como tripas sus casas de madera, chimeneando contra ese frío despiadado de la cuenca abandonada.

Donde habitó tu niñez,
Donde tus sueños se forjaron
Donde vestiste la tierra húmeda de tu pobreza.
Donde viviste la soledad abofeteada de los que se quedaron

Retornarás

Retornarás

Retornarás

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